Imposibilitadas de financiar las operaciones en cuotas sin interés y en un contexto de creciente incertidumbre, el freno en la demanda ha sido tan fuerte que la industria electrónica argentina quedó en situación prácticamente terminal.
Prueba de ello es lo sucedido con BGH, que se vio obligada a aplicar un plan de suspensión de su producción en la planta de Río Grande hasta el 18 de abril y que afectará a 830 empleados, que cobrarán el 70% de sus sueldos.
Este caso lejos está de ser uno aislado: Brighstar es otra de las que redujo las jornadas de trabajo en marzo y evalúa hacer lo mismo en abril.
En paralelo, Carrier, que produce equipos de aire acondicionado en la isla, quedó en el centro de la polémica luego de avanzar con diez cesantías, una medida que vulnera el pacto suscripto entre las empresas y el gremio, según denunciaron desde la UOM. Y lo más preocupante es que la lista de empresas en problemas no para de ampliarse.
Los números que maneja el sector realmente inquietan: ante la consulta, desde una marca líder afirman que, entre el retail y las plantas fueguinas, hay más de medio millón de televisores descansando en los depósitos.
IP.