INFORMACION GENERAL | Internacionales | 28/08/2019
Las mujeres reciben salarios por hora un 17 por ciento menores a los que ganan los hombres en América Latina y el Caribe, pese al aumento de su participación laboral y a tener mayor educación que los trabajadores, con lo que "las brechas de género constituyen una de las formas de desigualdad injustificables".

"En este documento se advierte que las diferencias de género constituyen una de las formas de desigualdad injustificables hoy en día", indicó desde Lima (Perú) Juan Hunt, Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe en la presentación de un nuevo informe.

La investigación " Mujeres en el mundo del trabajo. Retos pendientes hacia una efectiva equidad en América Latina y el Caribe", que toma el período 2012/2017, destacó la necesidad que tienen los países latinoamericanos y del Caribe de adoptar "una serie de medidas transformadoras para abordar los desafíos de políticas de empleo como aquellos factores no observables, que contribuyen a aumentar las brechas salariales de género y de oportunidades.

Entre esos factores, se menciona a los estereotipos, donde se perciben diversos tipos de sesgos cognitivos y discriminación; los comportamientos, en los que se incluyen aspiraciones, habilidades de negociación y aversión al riesgo, además de las normas sociales, que involucra la división sexual del trabajo y nuevos arreglos familiares.

Según se destaca, las mujeres reciben ingresos laborales que son, en promedio, 17% inferiores a los de los hombres con la misma edad, educación, presencia de niños y de otros generadores de ingresos en el hogar por cada hora trabajada e indica que el reparto por género de las tareas domésticas "aún es abrumadoramente desigual ya que las mujeres se encargan de 80% de las tareas domésticas, lo cual restringe su participación en el trabajo".

Respecto a las brechas de ingresos laborales, la investigación confirma que son más altas en los percentiles más bajos de ingresos mientras que el incumplimiento de los salarios mínimos afecta de forma desproporcionada a las mujeres, especialmente en los empleos informales.

En áreas rurales, las brechas de género se caracterizan por ser "diferencias exacerbadas" con respecto a áreas urbanas, en el reparto de las tareas domésticas no remuneradas.

A su vez, plantea que la persistencia de las brechas salariales se produce a pesar que las tendencias de largo plazo muestran evoluciones importantes, por ejemplo en el caso de la educación, donde el número de mujeres con estudios terciarios supera al de hombres.

"Entre los nacidos en 1990, el 40 por ciento de las mujeres que trabajan tienen educación terciaria, frente a 25 por ciento de los hombres", revela el documento.