SALUD | Nacionales | 11/11/2022
Un estudio indica que beber entre dos y tres tazas de té negro al día se asocia a un menor riesgo de mortalidad. Descubre cómo prepararlo bien para sacarle el máximo partido.

El té es una de las bebidas que más se consumen en todo el mundo.

 

Estudios previos han hallado una asociación entre el consumo de té verde y un menor riesgo de mortalidad, pero ¿qué pasa con el té negro? ¿Es bueno tomarlo o lo mejor es decantarse por otros tipos de té?

 

Un artículo publicado en la revista Annals of Internal Medicine ha vinculado el consumo de té negro con un menor riesgo de mortalidad. Los investigadores usaron datos del Biobanco de Reino Unido, país donde el consumo de té negro es común, y analizaron cómo su ingesta afecta al riesgo de mortalidad por todas las causas y por causas específicas.

 

También evaluaron si las asociaciones varían si se usan aditivos comunes para el té (leche y azúcar), en función de la temperatura del té o de variantes genéticas que afectan la velocidad a la que las personas metabolizan la cafeína.

 

Vieron que el riesgo era menor en las personas que bebían dos o más tazas de té negro al día.

En concreto, los resultados indican que los participantes que bebían dos o más tazas al día tenían un riesgo de mortalidad entre un 9% y un 13% menor.

Esto ocurría con independencia de si también bebían café, agregaban leche o azúcar al té, cuál era su temperatura preferida para el té o las variantes genéticas relacionadas con el metabolismo de la cafeína.

“Este artículo muestra que el consumo habitual de té negro (el más consumido en Europa) se asocia a una reducción modesta en la mortalidad total y, especialmente, por enfermedad cardiovascular a lo largo de 10 años en población general adulta de edad media, mayoritariamente blanca”, explica Fernando Rodríguez Artalejo, profesor de Medicina Preventiva y Salud pública en la Universidad Autónoma de Madrid, en declaraciones al Science Media Centre (SMC).

Sin embargo, al ser un estudio de observación, no se puede afirmar de forma definitiva que el té negro sea la causa de la menor mortalidad y que no hubiera otros factores asociados.

 

“Es deseable que en el futuro se realicen estudios similares a este solo en personas con enfermedad cardiovascular, principalmente cardiopatía isquémica o fibrilación auricular, para asegurase de que en ellos la cafeína del té es segura y el consumo habitual de té reporta ciertos beneficios”, afirma Rodríguez Artalejo, que también es miembro de CIBERESP e IMDEA-Food.

 

El té negro se prepara con las hojas de Camellia sinensis, la misma con la que se hacen el té verde, el té oolong y el té blanco. Y es que, en realidad, el té negro es té verde que ha sido fermentado.

 

Su fermentación provoca que las células se oxiden y, por ello, pierde sus compuestos antioxidantes originales, los polifenoles.

En un estudio publicado en 2017 en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, Científicos del área de Investigación y Salud del Centro IFAPA, vinculado a la Junta de Andalucía, lograron identificar unos compuestos beneficiosos presentes únicamente en el té negro.

 

Las sustancias que se generan durante el proceso de fermentación de este té, las teaflavinas, son absorbidas hasta un 94% durante el proceso de digestión.

El intestino se encarga de aprovechar estos compuestos beneficiosos

 

¿Y por qué es tan importante esto? Porque estos compuestos, al igual que los polifenoles, también contienen propiedades antioxidantes. Las teaflavinas, además, pueden ayudarnos a protegernos del cáncer, las infecciones, la diabetes y los trastornos del corazón, sostienen los autores del informe.

 

El estudio, en el que también participaron las universidades de Glasgow (Reino Unido), Parma (Italia) y California (EE. UU.), muestra que la mayor concentración de esta sustancia en orina se produce 12 horas después de haberla tomado.

 

Esto significa que el encargado de absorberla es el intestino grueso. Allí, "las teaflavinas sufren una gran transformación química que las convierte en moléculas más sencillas las cuales son absorbidas y metabolizadas pasando al torrente sanguíneo y, en su caso, llegan a órganos diana para ejercer su acción beneficiosa", explicó a Saber Vivir Gema Pereira-Caro, autora principal del informe.