Graciela denunció que su sobrina embarazada
ingresó al sábado 4 de agosto al centro de salud ubicado en Posadas, en horas de la tarde con
pérdida de líquido y contracciones. A pesar de la urgencia, los doctores recién
la atendieron a las 21 horas, tras un largo de tiempo de insoportable espera.
Los profesionales le hicieron una cesárea. Al ser consultados por la tardanza,
se justificaron afirmando que no habían podido actuar por falta de un anestesista.
Insólito.
“Ahora el bebé está en riesgo. Lo
asisten con oxígeno, está estubado”, manifestó enojada Graciela quién reclamó “cómo
puede ser que un hospital tan grande no cuente con todos los requisitos. Por
culpa de las autoridades del hospital el que paga es un inocente”.
Al parecer, el servicio de salud está
lejos de ser el modelo que tanto quieren hacer creer los funcionarios
renovadores.