SALUD | Internacionales | 13/04/2022
Científicos mexicanos llevaron a cabo un ensayo clínico en adultos jóvenes y sanos para averiguar cuál es el impacto del consumo del edulcorante a largo plazo sobre el microbioma intestinal y encontraron que la sucralosa puede producir alteraciones similares al desarrollo de la diabetes tipo 2.
La investigación, fue realizada por científicos del Hospital General de México, el Instituto Nacional de Medicina Genómica, la Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro para Investigación Científica y la Educación Superior de Ensenada, y la Facultad de Salud Pública y Nutrición de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

 

“Las evidencias van demostrando que los edulcorantes alteran la microbiota intestinal y la convierten en un factor inflamatorio de baja intensidad que altera el metabolismo de la glucosa y aumenta la insulina resistencia. En resumen, el riesgo de diabetes aumenta en su consumo sobre todo en personas con factores de riesgo para la diabetes como obesidad abdominal, hipertensión, dislipidemia, entre otros”, dijo Segundo Seclen, médico endocrinólogo de Perú y presidente electo de la Asociación Latinoamericana de Diabetes en diálogo con el medio Infobae.

 

“Realizamos un ensayo clínico en adultos jóvenes sanos para investigar el efecto de la ingestión de sucralosa a largo plazo en la abundancia intestinal de cuatro especies bacterianas representativas de los filos Actinobacteria, Bacteroidetes y Firmicutes como resultado primario. Como resultado secundario, exploramos si la disbiosis inducida por la sucralosa estaba potencialmente relacionada con las alteraciones en los niveles de glucosa e insulina durante una carga de glucosa oral”, detallaron los investigadores en el trabajo.

 

Si bien la sucralosa es recomendada para los pacientes con diabetes,  el consumo frecuente en personas sanas puede incrementar los niveles de glucosa e insulina en la sangre. El estudio fue liderado por el doctor Galileo Escobedo, investigador de la Unidad de Medicina Experimental de la UNAM y el Hospital General de México.

 

La microbiota intestinal, que podría ser considerada un órgano adicional que pesa alrededor de dos kilogramos en un adulto de 70 kilos, es el conjunto de miles de bacterias de distintas especies que viven en nuestro intestino y contribuyen “a nuestra salud o a nuestra enfermedad”.

 

El ensayo fue realizado sobre dos grupos de hombres y mujeres. Durante 10 semanas, a uno se le dio diario 48 miligramos de sucralosa en el agua y al otro, el grupo control, un placebo ( sólo agua). Lo dosis de sucralosa administrada “equivale a un jugo de medio litro o a cuatro galletas”. Es la cantidad que representa un consumo promedio aunque hay personas que  consumen mucho más de este edulcorante.

 

Al inicio y al final de la exposición a la sucralosa, Escobedo y colaboradores hicieron mediciones de los niveles de glucosa, de insulina y de leptina, así como una secuenciación y el procedimiento PCR para saber cuál era el perfil de la microbiota en respuesta a la ingesta del edulcorante.

 

Los resultados, publicados en la revista especializada Microorganisms, mostraron que la sucralosa causa disbiosis intestinal, es decir, una alteración “dramática” en el balance o proporción de las bacterias intestinales que tiene un individuo.

 

Además, esta alteración en las bacterias de la microbiota se asocia con una tendencia a la inflamación intestinal y mayor recurrencia de trastornos digestivos.

 

Se sabe -recordó Escobedo, en un comunicado de prensa- que si los picos glucémicos se mantienen por mucho tiempo, lesionan los nervios y los vasos sanguíneos, lo cual se empieza a ver en sujetos que todavía no tienen diabetes, pero que van a desarrollarla en un lapso de cinco o 10 años.

 

Algo similar se observa con la sucralosa: “como si su consumo aumentara la tendencia a desarrollar alteraciones metabólicas que se presentan durante la diabetes”.

 

El equipo de Escobedo demostró que incluso con esa cantidad moderada de sucralosa “se ven efectos impresionantes sobre las bacterias intestinales: aniquila a unas y promueve a otras nocivas, asociadas a trastornos en la salud metabólica y digestiva”, según el comunicado oficial.

 

Asimismo advirtió que una diabetes mal controlada causa anomalías micro y macro vasculares que se traducen en daño a nervios y vasos sanguíneos y pueden provocar la ceguera, pérdida de extremidades, sensación de mucho dolor o pérdida completa de sensibilidad e inclusive riesgo cardiovascular elevado que puede conducir a un infarto.

 

“Se recomienda evitar consumir edulcorantes artificiales, tomar agua y endulzar los alimentos con pequeñas cantidades de azúcar, con la finalidad de no inducir el apego al sabor dulce en niñas y niños, quienes el día de mañana se pueden convertir en pacientes con diabetes tipo 2″, recomendaron los investigadores en el comunicado.