INFORMACION GENERAL | Internacionales | 07/09/2022
El estudio estimó que, entre el 1 de enero de 2020 y el 1 de mayo de 2022, casi ocho millones de niños menores de 18 años perdieron a un padre o cuidador principal por una causa relacionada con la pandemia. Sin embargo, al agregar las muertes de cuidadores secundarios como abuelos u otros parientes mayores, la cantidad de niños afectados aumentó a 10,5 millones.

Los hallazgos son “desgarradores e inquietantes”, lamentó Susan Hillis, autora principal del nuevo estudio y copresidenta del Grupo de Referencia Global sobre Niños Afectados por Covid-19 y Crisis, un equipo internacional que se dedica a rastrear el costo indirecto de la pandemia en los niños.

A principios de este año, una investigación había estimado que eran 5,2 millones los niños que habían sufrido ese tipo de pérdidas, con fecha límite en octubre de 2021. La duplicación de ese número indignó a los autores del estudio publicado en JAMA Pediatrics, que aseguraron: “Mientras se invierten miles de millones de dólares en la prevención de muertes asociadas con el Covid-19, se está haciendo poco para cuidar a los niños que quedan atrás”.

Las muertes por coronavirus tienen un impacto más allá del emocional
¿Por qué cambió tanto el número? “Parte de los aumentos se deben a que tenemos datos de muerte más precisos sobre los cuales modelar nuestras estimaciones. Y, por supuesto, el otro aspecto de los aumentos es que las muertes han continuado”, explicó Hill.

La investigación encontró que entre los países con las tasas más altas de muertes de padres y cuidadores se encuentran Bolivia, Perú, Namibia, Egipto, Bulgaria, Sudáfrica, Ecuador, Eswatini, Botswana y Guyana.

Los 10,5 millones de niños que experimentaron la pérdida de uno o ambos padres incluyen 4,2 millones en el Sudeste Asiático, 2,5 millones en África, 1,5 millones en América, 1,5 millones en la región del Mediterráneo Oriental y 500.000 en Europa.

¿Qué tienen en común los países con tasas más altas de mortalidad? Según el análisis, los niños en lugares con tasas de vacunación más bajas y tasas de fertilidad más altas eran los que más chances tenían de verse afectados por el coronavirus. Bolivia y Perú tienen las tasas más altas de niños afectados, con 1 de cada 50 niños en ambos países perdiendo cuidadores durante la pandemia.

Los autores del estudio instaron a los funcionarios de salud pública a abordar los impactos duraderos del duelo en los niños que perdieron a los cuidadores por el virus, además de las vacunas y la prevención. “La acción eficaz y afectuosa para proteger a los niños de los daños inmediatos y a largo plazo de la Covid-19 es una inversión en el futuro y un imperativo de salud pública”, se lee en el documento.

“El Covid no es solo una enfermedad individual, realmente es una enfermedad familiar”, dijo Terri Powell, profesora asociada de salud estadounidense en la Universidad Johns Hopkins que no participó en el estudio, a USA Today. “No son solo personas que murieron, sino también padres y cuidadores. ¿Cómo nos aseguramos de que todavía haya una red de seguridad para los niños que son sus hijos sobrevivientes?”, preguntó.

Las consecuencias para los niños pueden ser “devastadoras”, como la institucionalización, el abuso, el duelo traumático, los problemas de salud mental, el embarazo adolescente, los malos resultados educativos y las enfermedades crónicas e infecciosas, escribieron los autores.

Susan Hill instó a los líderes mundiales a dar prioridad a los niños huérfanos al brindar apoyo económico, educativo y de salud mental: “Cuando tienes muertes de esta magnitud, ciertamente sin ayuda puedes debilitar el tejido de una sociedad en el futuro si no cuidas a los niños hoy”, declaró.

John Hecklinger, presidente y director ejecutivo de Global Fund for Children, que se asocia con 250 organizaciones en 46 países, explicó al Washington Post que “la crisis de los huérfanos subyace a muchos otros problemas”, como el tráfico de niños, el matrimonio precoz y las prácticas laborales de explotación que involucran a los niños.

Hasta ahora, son pocos los países que tomaron cartas en el asunto para asistir a los niños que sufrieron las pérdidas. En su mayoría, son asistencias monetarias, algo que no alcanza a cubrir el impacto que tuvo la muerte en la vida del niño. Por eso, Lorraine Sherr , psicóloga del University College London y miembro del Global Reference Group, anticipó a NPR que el Banco Mundial edtudia la posibilidad de proporcionar a los países financiación para la “iniciativa Cash Plus Care”.

“Eso significa que le proporciona a la familia un estipendio o una pequeña inyección de efectivo, pero lo combina con atención: algún tipo de servicios de apoyo social, vinculados a la escuela y la educación”, explicó.