El conjunto nacional no se desesperó cuando las cosas no le salieron, de a poco mejoró su juego y derrotó a Paraguay 4-0 para meterse en la final del Mundial de futsal.
Propios y extraños sabían que el encuentro de ayer en el polideportivo Municipal Mundialista no iba a ser tan fácil como los anteriores. Argentina había llegado a semis con goleadas, pero nunca cambió su libreto, lo que demuestra que tiene bien claro a qué juega.
Sin dudas fue el partido que más le costó. Tardó en abrir el marcador y a diferencia de otros juegos, Paraguay presionó más arriba y exigió a Federico Pérez, quien fue importante en la primera etapa para que Argentina se vaya al descanso con el arco en cero. Los de Avveduto siguieron con la fórmula que los trajo hasta las semifinales: presión alta para recuperar y mucha movilidad para atacar.
De a poco aparecieron los espacios. La defensa paraguaya mostró mucha firmeza, pero no pudo contra el gran remate de Renzo Grasso, quien la puso contra un palo para el 1-0. Ese gol fue una inyección anímica para Argentina, que redobló la presión arriba y tuvo su premio. Koltes recuperó en una mala salida de los guaraníes y la mandó al fondo de la red sobre el final del primer tiempo.
Si el primer tanto había sido duro para los visitantes, el gol de Koltes los dejó desconcertados. Salieron a jugar el segundo tiempo con más dudas y cometieron los mismos errores.
En otra mala salida recuperó Grasso y aumentó la cuenta en el marcador. Si Paraguay tuvo un poco de esperanza, Grasso las enterró.
Pero le faltaba algo a la fiesta en Montecarlo. Un toque local y lo puso Sandro Antiveros. El jugador de Plastimí anotó el 4-0 y le dio tranquilidad a todos los hinchas y al resto del plantel, que empezó a sentirse en la final.
Esta noche y desde las 20, Argentina irá por el título al igual que hace 25 años y muy cerca de Montecarlo. En 1994 la Albiceleste derrotó a Colombia y festejó en la Tierra Colorada su único título Mundial. Misiones quiere ser una vez más anfitriona de la fiesta.