Sin esperar la "buena fe" de los bancos para bajar por motu propio el interés que cobran por la financiación con tarjetas de crédito, el Banco Central le puso un techo en el 55% anual a la tasa. La medida, aprobada en la reunión de Directorio de la entidad, implica un recorte de casi 35 puntos básicos respecto al nivel promedio en que se ubicaban actualmente.
Con esta movida, Miguel Pesce concreta el pedido expreso que el último sábado le hizo el presidente Alberto Fernández en una cena en la Quinta de Olivos, preocupado por el elevadísimo costo de estas financiaciones, claves para reactivar el consumo en el corto plazo.
El martes por la mañana, en una reunión en el Ministerio de Producción, el titular del BCRA había llevado ese reclamo a los principales banqueros del país, aunque mientras escuchaba la propuesta de las entidades ya tenía en mente tomar esta medida.
El tope a la tasa de tarjetas de crédito no incluye a los plásticos de entidades no bancarias, como supermercados o grandes comercios. Según adelantó una alta fuente del BCRA, se realizó un cambio de cómputo de tarjetas no bancarias, con lo cual sólo se tendrá en cuenta las referencias de los regulados de BCRA.
La pelota, del lado del Congreso
Lo que ocurre es que para poner un límite a la tasa en las tarjetas no bancarias hay que modificar la Ley 25.065, que es la que pone el marco regulatorio a las tarjetas de crédito. En ese sentido, legisladores del bloque Frente de Todos presentaron un proyecto de ley para limitar las tasas de interés por financiación de saldos de tarjetas de crédito que apliquen entidades bancarias y no bancarias.
La iniciativa propone modificar el artículo 16 de la ley 25.065 y establece que la tasa máxima que podrán cobrar los bancos "no podrá exceder la tasa de referencia que establezca el Banco Central".
En paralelo al techo que impuso a la tasa de tarjetas de crédito, el BCRA tomó tres medidas adicionales:
- Por un lado, aplicó un nuevo recorte a la tasa de referencia, que es la que paga por las Leliqs, para llevarla del 44% anual al 40%. Así, desde que asumió la nueva cúpula del organismo la tasa ya perdió 23 puntos, ya que en diciembre se ubicaba en el 63%.
- Por otro, el directorio decidió modificar el sistema de débito por CBU (Clave Única Bancaria) para las financiaciones bancarias. A partir de ahora, cada cuota sólo se podrá descontar con el consentimiento del cliente.
- Además, aplicó un cambio en el cómputo de los encajes bancarios para que los bancos puedan amortiguar parte del costo por lo que van a cobrar con tarjetas de crédito.
Con esta batería de medidas, el organismo monetario tiene su primer chispazo con los banqueros, con quienes hasta ahora venía teniendo un buen diálogo. De hecho, en una de sus primeras medidas, el BCRA optó por incentivarlos a financiar a la producción a tasas bajas -a cambio de una baja de encajes- en vez de obligarlos a destinar una porción de sus depósitos estos préstamos, como muchos en la City esperaban.