Y lo ganó con el corazón nomás de esas victorias épicas que quedarán en las estadísticas más hermosas a la hora de que el tiempo pase. El equipo de Marczuk perdía el partido desde vestuarios cuando Diego Jara recibió un centro perfecto de Badell que conectó el experimentado delantero con golpe de cabeza para poner el 1 a 0.
Pero fue la primera y casi única llegada del lobo entrerriano en la primera parte. Tarrito Pérez lo tuvo al minuto de juego, el colectivero cuidó la pelota y la hizo circular pero se encontró con una verdadera muralla en el fondo como Ricardo Bernay. El central sacaba todo lo que venia hacia el arco de Lucas De león.
Pérez y De Sousa hicieron el tándem por derecha, mientras que Portillo y Klusener se unían por izquierda y Crucero llegaba a las narices del uno visitante, pero sin éxito para llegar el empate. Si hay algo que debemos reconocer al equipo de Marczuk es la paciencia. Nunca desesperó en la búsqueda, nunca se volvió loco por llegar al empate y a la largo le jugó a favor.
Es lo que pregona en la semana el entrenador colectivero, es el trabajo reflejado os fines de semana que a veces puede salir o no, pero nunca deja de intentar jugar y ser agresivo hacia el arco contrario. Esa primera parte, Crucero mereció un poco más, pero sabemos que los merecimientos no existen en este tipo de partidos. el que acierta se lleva el premio mayor.
En el complemento Crucero seguía en el intento siempre tratando bien a la pelota, pero los cambios le dieron a Marczuk la derecha. Fueron determinantes en el resultado final, porque Vera quien ingreso por un Campozano que volvió a resentirse de la lesión a la altura de la rodilla entró muy bien, combativo, agresivo y con ganas de aportar para el equipo.
El ingreso de Maximiliano Perussato le dio esa verticalidad y decisión en el mano a mano con una defensa contraria que cada vez se replegaba muy cerca de su arco. Pero sin dudas el ingreso de Agustín Bellone siendo volante por afuera, fue el mejor acierto del entrenador local, que a esa altura ya se había ido expulsado por un Brizuela de pocas pulgas y enojado todo el tiempo el árbitro del partido.
Hasta el minuto 41 debimos esperar para que Richard Rodríguez (pasando un gran momento) junto a Saín fueran a buscar dentro del área y en la única equivocación de Bernay en el intento por sacar, la metió contra su valla para la locura de todo Crucero que conseguía el empate merecido altamente por lo que hizo en el juego.
Pero la frutilla del postre iba aparecer al minuto 45 cuando Klusener recibe una pelota en el área, cruza el remate violento que lo encuentra a Bellone cerrando sobre el segundo palo para poner el 2 a 1 y el delirio total de un equipo que busca, no de cualquier forma sino jugando al fútbol y tuvo un gran premio sobre el final porque lo ganó con el corazón.