Ocho hijos, de cinco mujeres distintas, cinco nietos ¡y un bisnieto!; dos esposas y muchas parejas -conocidas, reconocidas y desconocidas-, varias balas que picaron cerca, un millón de peleas con su hermano de la vida, el señor Keith Richards, al menos cuatro arrestos, una incalculable cantidad de shows, y varias primeras veces, en China, en Cuba y en algunos lugares más.
Probablemente ni al mismísimo Mick Jagger se le hubiera
ocurrido, 48 años atrás y mientras grababa el fantástico Sticky Fingers junto a
Keith, Charlie Watts, Bill Wyman y Mick Taylor, que en julio de 2018 estaría
festejando sus 75 años con semejante currículum/prontuario, y con buena parte
del mundo pendiente de una celebración que lo convierte, según se lee por ahí,
en el más joven de los “viejos rockeros”.
Paréntesis. En mayo de este año, un video que mostraba a Mick Jagger en una aparente rutina de precalentamiento, previa a un show de The Rolling Stones en Dublin, se viralizó y despertó una reacción global casi unánime, que podría resumirse en una pregunta -“¿Cómo demonios hizo este tipo para haber llegado así a los 74 años, después de la vida de descontrol y excesos que transitó?”-; o bien en una exclamación de cuatro palabras que mejor evitar en horario de protección al menor. Fin del paréntesis.
Lo cierto, más allá de si es el más joven o no de una
especie que atraviesa inexorablemente su etapa de extinción -que así es la
vida, a menos que lo del pacto con el diablo sea (ojalá) cierto-, es que Sir
Michael Philip Jagger completa su tercer cuarto de siglo en un estado físico,
mental y artístico que, a primera vista, todos o casi todos deberíamos envidiar
aunque sea un poquito. Y ojo que no se trata de hacerse el pendex fuera de
tiempo, sino de mantener esa pulsión por hacer lo que a uno le gusta después de
tanto camino recorrido.
Al fin y al cabo, quién se acuerda de que ese mismo hombre,
que el 8 de julio tuiteó un “Nos vemos pronto” al final del último recital del
No Filter Tour, alguna vez dijo que prefería morir antes que seguir cantando
Satisfaction (I Can"t Get No) a los 45. A los 45, a los 40 o a los 32, según la
versión que se tome de una frase que a esta altura ya no importa si realmente
existió o si fue, como muchas otras, un “invento de la prensa”.
La biografía fría y dura dice que Mick nació el 26 de julio
de 1943 en Dartford, a una hora de Londres, donde estudió en la Escuela de
Economía, antes de consagrar su vida a ser un Rolling Stone. También cuenta que
su papá era docente y su mamá peluquera, que desde muy chico puso su voz al
servicio de la música, que la plataforma 2 de la estación de trenes de su
ciudad natal lo reencontró con Richards en 1960 y que al año siguiente ambos se
mudaron a Londres, junto con Brian Jones.
Una lengua preside hoy la ochava del piso superior del local
donde funciona la disquería Sounds of the Universe, en el Soho londinense,
donde The Rolling Stones comenzó a ensayar, a muy pocas cuadras de donde
funcionaba el Marquee, primer escenario que pisó la banda en plan profesional y
con el blues como bandera. Los tiempos se precipitaron, Jagger y Richards
conformaron una incipiente sociedad creativa que 55 años después aún sigue
vigente, The Last Time se convirtió en su primer N°1 propio, y para Mick y
compañía ya nada sería igual.
De la mano de la música y las canciones -Satisfaction (I
Can"t Get No), especialmente- llegó el éxito, de la mano del éxito las “malas
-o no tanto- compañías”, de su mano los excesos, y The Rolling Stones, con
Jagger a la cabeza, se instaló cómodamente y a mucha honra en la cima de lo que
se entendía como un reflejo de la tríada sexo, droga y rock and roll.
Cinco décadas después, Jagger sigue traccionando esa
maquinaria en la que se convirtió "la banda de rock más grande del
mundo", y seduciendo a mujeres y hombres de unas cuantas generaciones. No
en vano circula por allí otro récord que, aunque incomprobable, despertó más de
una polémica. Es que, ¿cuánto habrá de científico en el cálculo del biógrafo
Chris Andersen que arrojó que Mick puede haber tenido relaciones sexuales con
unas cuatro mil mujeres?
En todo caso, lo que sí se podría afirmar sin riesgo a equivocar el diagnóstico, es que seguramente si alguien preguntara hoy a quienes son padres si dejarían que sus hijas se casen con algún rolling stone, las respuestas serían muy diferentes a las de 1964, cuando a alguien se le ocurrió la pregunta como artilugio publicitario. Y si el "hijas" cambiara por "hijos", también.
Aun cuando no siempre resulte de lo más simpático en las cuestiones relacionadas con la política, que lo pueden mostrar tanto criticando el Brexit como cuestionando la independencia escocesa o apoyando al conservadurismo británico; aún cuando su pasión futbolera lo ubique casi siempre en la vereda de enfrente; o aun cuando los ojos de la prensa más invasiva haya cuestionado su "falta de sensibilidad" cuando, con el suicidio, en 2014, de su ex pareja L"Wren Scott en la memoria más reciente, anunció en 2016 que sería papá por octava vez, fruto de su relación con la bailarina Melanie Hamrick.
Mientras tanto, sin fecha de retiro a la vista y, según
dejaron trascender, con un nuevo disco en preparación, el viejo Mick sigue
abriéndole puertas al futuro y embarcando a sus compañeros de ruta en la
aventura de no decir basta. "Habrá un momento en que no querremos hacerlo
más, por la razón que sea, pero no pienso en eso por ahora”, dijo antes de
poner en marcha el No Filter Tour que acaba de terminar, y para seguir
alimentando una leyenda que nació 75 años atrás, y que promete obligar a varias
notas de aniversario más.