INFORMACION GENERAL | Provinciales | 04/04/2024
Este miércoles trascendió la muerte de un ex policía misionero, quien fue brutalmente atacado por dos pitbulls. Este no es el primer caso que ocurre en la provincia en los últimos meses por parte de dicha raza canina y el debate sobre la peligrosidad de los canes está en la agenda de la sociedad.

Últimamente se ha puesto de moda apelar a la calificación para ciertas razas de perros como “razas asesinas” o “perros peligrosos”. El pitbull se lleva como raza todos los calificativos en ese sentido.


¿Es así? ¿Es el pitbull un perro agresivo, un perro peligroso, un perro asesino? Rotundamente no, esa calificación de razas es absurda e incorrecta para cualquier perro, de cualquier raza puro o mestizo.


Lo cierto es que las razas peligrosas, como estirpe en sí mismas y que merezcan esa calificación por portación de raza, no existen.


¿Qué es un perro? Decía Ortega y Gasset que “el hombre es el hombre y sus circunstancias”, parafraseándolo irrespetuosamente uno podría decir que “el perro es el perro y sus circunstancias” y ¡oh casualidad!, la circunstancia del perro es el hombre, por lo tanto uno también podría darse cuenta de que todo lo que nosotros aportemos en la crianza, el perro lo adquirirá como pueda.


Echándole la culpa a la raza de un individuo, de un perro en este caso, de la peligrosidad o de los accidentes con animales, es como echarle la culpa de que un auto pasa un semáforo en rojo a la marca de ese automóvil y no a su conductor. El responsable del manejo del automóvil es el hombre, el responsable del manejo, el dueño o tutor de un perro, es siempre el hombre.


Será el hombre el responsable de la existencia de problemas de conducta que lleven o que conlleven a cualquier tipo de accidentes. La mayoría de los accidentes que suceden con perros de las razas “supuestamente” peligrosas, ocurren por negligencia, por omisión, por desconocimiento, por inacción o por acción inadecuada por parte de alguno de sus propietarios.


Rotundamente se puede afirmar que no existen razas peligrosas ni potencialmente peligrosas porque el peligro de un perro nunca radica en su condición racial si no que se basa únicamente en la potencia de su mordida, en su tamaño y sobre todo en su actitud frente al ambiente, lo que depende de su crianza, fundamentalmente.


Un perro no es otra cosa que un lobo disfrazado de perro con careta de la raza a la cual pertenece. Es cierto que las razas tienen características diferenciales en sus pautas físicas, estructurales y en una parte de su comportamiento. Pero también es cierto que solamente como máximo el 30 % de la conducta final de un individuo está representada por lo que trae en su genética. El otro 70 % se lo transmite el ambiente y vaya casualidad el ambiente del perro es el hombre. El perro es una especie gregaria y por lo tanto tiene un 30% como máximo de componente genético de su conducta adulta final.


El 70% restante, lo forja según su relación con el entorno, o sea como se sociabilizó en el período sensible que va desde los 60 días a como mucho los 120 días de vida. Entonces 30% es lo que trae, 70% es lo que el ambiente le da.