IMPOSITIVA | Nacionales | 14/05/2023
Divididos celebró sus 35 años ante más de 40 mil fanáticos con un show de más de tres horas en el estadio Vélez Sarsfield, al que no le faltó ninguno de los ingredientes que los convirtieron en la aplanadora del rock de la escena nacional. La frutilla de la torta de cumpleaños fue la presencia de La Renga, luego de cinco años de prohibición en los escenarios porteños.

Durante las tres horas de recital, Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella repasaron toda su discografía minuciosamente, por supuesto abundaron temas de “Acariciando lo áspero” y “La era de la boludez”, sus dos discos más populares, aunque también hubo una buena dosis de los temas que conforman el “Narigón del siglo”.

La esperada noche se puso en marcha a las 21.50 con “Paisano de Hurlingham” y, hasta el cierre, minutos antes de la 1 del domingo, con el clásico de Sumo “El ojo blindado”, Divididos puso en escena toda su historia.

La “aplanadora del rock” se llevó puesto todo en apenas la primera hora de show, con una seguidilla de alto voltaje por la que pasaron sin interrupciones “Sábado”, con una intro con guiño a “Another One Bites de Dust”, de Queen; “El 38”, “Cuadros colgados”, “Haciendo cosas raras”, “ La ñapi de mamá”, “Tanto anteojo”, “Los sueños y las guerras”, “Gárgara larga”, “Vida de topos”, “Cabalgata deportiva”, “Azulejo”, “Qué tal” y “La rubia tarada”.

El detalle fue que la banda oriunda del oeste la provincia de Buenos Aires acostumbrada a tocar en el Teatro de Flores, su lugar predilecto por el sonido, intentó no extrañarlo y para eso colocaron una gran hilera de parlantes para el bajo y la guitarra como única escenografía. “Queríamos convertir el lugar en el Teatro de Flores pero gigante. Espero que haya sido esa la impresión”, explicitó Mollo en el tramo final del concierto, como para despejar dudas.

El primer invitado fue Gustavo Santaolalla con un charango y el violinista Javier Casalla que se sumaron para tocar “¿Qué vez?”.

Luego de un breve silencio, el propio guitarrista apareció en un mini escenario montado en el medio del estadio, para una versión en solitario de “Spaghetti del rock”. El regreso al escenario central con la banda a pleno fue con “Vientito del Tucumán”, que tuvo a una estupenda Nadia Larcher como invitada.

El bloque telúrico continuó con “Guanuqueando”, que contó con al grupo Tres Mundos en vientos.

La siguiente invitada, la guitarrista Nana Arguen devolvió las sonoridades rockeras, primero con un breve pasaje bluseado de “Despiértate Nena”, de Pescado Rabioso; y luego con “Sisters”. La gran síntesis entre los ritmos folclórico y el power rock lo trajo “El arriero”, interpretada bajo los intimidantes ojos de Atahualpa Yupanqui proyectados sobre las pantallas.

Una sección de flautas, violín, saxo y gaitas se sumó en el estreno en vivo de “San Saltarín”, el reciente lanzamiento del grupo, y la cantante Leticia Lee engrosó la lista de invitados al descollar en “Amapola del 66”.

“Estamos cerca de La Paternal, así que vamos para la calle Artigas, donde vivía Pappo”, dijo Mollo, quien añadió que “estaba Hendrix pero aparece Pappo y dije: `Ah, eso se puede hacer acá`”. Fue el obvio preludio para “Sucio y desprolijo”.

“Crua Chan” recordó una vez más a Sumo y “Cielito lindo” disparó un anunciado pogo, que se extendió con “Rasputín” y “Paraguay”. “Es muy difícil agradecer esto. Es inolvidable este momento”, expresó un extasiado Arnedo cuando ya iba cerrando la noche.

“No lo voy a presentar. Que entre. Es un guitarrista muy querido”, deslizó Mollo antes de arrancar con “Sobrio a la piñas”, que contó con la presencia de Chizzo Nápoli. Esto fue la previa de la gran sorpresa de la noche, que fue el momento en el que Divididos le cede el escenario del Amalfitani a La Renga para interpretar su clásico “El final es en donde partí”.

Vale aclarar que la banda de Mataderos no puede presentarse en la Ciudad de Buenos Aires desde el 2018 porque el Gobierno porteño no los habilita. Luego de esto, y ante la ovación de los presentes, Mollo manifestó: “tuvimos a La Renga en Capital, loco. Esto es lindo. Un acto de justicia”.

“Ala delta” y “El ojo blindado” pusieron el moño a una velada que fue un regalo para todos.