Sin duda, el efecto positivo que produce la lectura es muy importante a cualquier edad, pero lo es más aún en la vejez, por ello vale la pena incorporarla como un hábito que puede iniciarse poco a poco, sin ejercer presión sobre uno mismo, pues podría resultar cansador, y de poco disfrute.
MÁS QUE LEER. La lectura exige ejercitar diversas áreas del cerebro, manifiesta el psicopedagogo José Medina "Hay que transformar los componentes lingüísticos, hacer relaciones, comprender las ideas en un contexto global y hacer trabajar la función de memoria para sostener la información".
Por otro lado, el adulto mayor, señala Medina, suele llevar una vida con menos estímulos externos y quehaceres diarios, lo que va produciendo cierta percepción de que las preocupaciones personales se sientan el doble de graves. "La lectura, entonces, aporta estímulos nuevos, al dejar que la persona se introduzcaen otras vidas, conocer otras problemáticas y formas de resolver conflictos, también fomenta la imaginación", añade.
PASOS ADECUADOS. El profesional sugiere iniciar con textos que llamen la atención por cuenta propia, “Es adecuado hacerlo a las horas de la mañana, por su mejor luminosidad; busque un momento de tranquilidad, pues al comienzo no siempre es fácil concentrarse; seleccione textos de letra grande y no de muchas páginas", agrega.
También explica que se puede leer a intervalos y dejar de hacerlo cuando se va la concentración. "Es mejor leer un par de páginas al día que obligarse a estar dos horas con el libro, pero reteniendo la mitad y sin volver a abrirlo hasta la siguiente semana. Solo la periodicidad hace que una actividad se transforme en hábito y se incorpore a la vida diaria", concluye.