El informe retoma una simulación que hizo el Banco Mundial a partir de los resultados en las pruebas PISA. A lo largo de la pandemia, el porcentaje de chicos que reflejaba bajos rendimientos en lectura subió más de un 20%: antes de marzo de 2020, era del 52%. Hoy, llega al 73%.
En el estudio también se señala que la Argentina está en el peor de los tres escenarios: el pesimista, por el cierre de escuelas que se extendió por 13 meses. Las otras dos categorías, bajo e intermedio, implican suspensiones de la presencialidad por 7 y 10 meses, respectivamente.
También se califican, en una escala similar, a las estrategias dispuestas para continuar con la educación a distancia.
En este punto, la Argentina también queda ubicada en escenario adverso. “En 2021 hubo semanas en las que 9 de cada 10 estudiantes no asistieron a la escuela de manera presencial. En 2020, 4 de cada 10 estudiantes del nivel secundario tuvieron una vinculación débil con la escuela, caracterizada por, como máximo, dos actividades por semana sin devolución del docente, o una sola actividad semanal con supervisión docente”, advierte el documento. Es decir, a lo largo de esta pandemia muchos estudiantes tuvieron serias dificultades para mantener su vínculo con la escuela a distancia.
¿Qué implica que 7 de cada 10 chicos tengan bajos rendimientos en lectura? Que no serían capaces de “identificar la idea central de un texto de longitud moderada”, encontrar información siguiendo criterios explícitos, y “reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos cuando se les indica”.
El panorama se vuelve más aciago cuando se observa el nivel de deserción escolar: 22%. Sin pandemia, esa cifra se hubiera ubicado en torno al 18%.
“El regreso a la presencialidad educativa plena en la pospandemia será en condiciones educativas, económicas y sociales deterioradas por la crisis del COVID-19″, explicó Alejandra Cardini, directora del programa de Educación de CIPPEC. “Las desigualdades estructurales a nivel socioeconómico y territorial, y su profundización a partir de la pandemia, hacen que ser estudiante hoy en la Argentina refleje experiencias muy distintas. Esto interroga la capacidad de nuestro sistema educativo, de las políticas públicas y de los sectores dirigentes para ofrecer más y mejores oportunidades de desarrollo individual y colectivo”, agregó.
El informe señala que una de las razones del aumento del abandono es el incremento en la cantidad de adolescentes que deben trabajar, ya sea en el hogar o fuera, para subsanar la pérdida de ingresos de su familia. A eso se le suma también el impacto en la salud psicológica de los jóvenes.