La influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) es una enfermedad de alto impacto tanto en la diversidad de aves silvestres como en la producción avícola, debido a que provoca muy altos índices de mortandad.
Si bien no es posible frenar o mitigar el avance de la enfermedad a través de las zonas donde asientan las aves migratorias, sí resulta posible adoptar medidas de preparación y mitigar su diseminación y su impacto negativo en la avicultura.
Esto se logra a través de la detección precoz, la atención inmediata para contener su dispersión a otras aves dentro del país y el refuerzo permanente de las medidas de bioseguridad en las granjas comerciales.
Esto se logra a través de la detección precoz, la atención inmediata para contener su dispersión a otras aves dentro del país y el refuerzo permanente de las medidas de bioseguridad en las granjas comerciales.
El virus de IA no se transmite a las personas por el consumo de carne y huevo, y sólo se transmite por contacto directo al manipular aves enfermas o muertas por el virus.