Se trata de Renzo Barbúdez, de 42 años, un conocido delincuente de la zona con antecedentes desde que era menor de edad y cuya madre, Nilda Valiente, cumple una condena de prisión perpetua por haber asesinado a su hijo de 19 meses en 2005.
Todo empezó en los primeros minutos del domingo en la calle Máximo Paz al 3200, a pocas cuadras del centro de la capital provincial. Allí, Barbúdez amenazó a una mujer con un cuchillo, le arrebató el celular y se escapó corriendo.
Lo que el ladrón no pudo prever fue que la víctima del asalto, en lugar de asustarse o resignarse, pidiera ayuda a los gritos. Mucho menos iba a imaginar la respuesta que provocaría esto entre los vecinos, que se agruparon y empezaron a perseguirlo.
La turba enfurecida corrió al asaltante unas cinco cuadras y lo alcanzó en el cruce de la avenida López Torres y calle Ambrosetti. Entonces lo golpearon en grupo hasta que advirtieron la llegada del primer patrullero y se escaparon del lugar.
Barbúdez quedó tirado en la calle, inconsciente y con el cuchillo con el que había amenazado a la mujer todavía en la mano. Además, le encontraron un destornillador entre sus ropas y el celular que había robado.
Una ambulancia lo traladó minutos después al Hospital Escuela, donde quedó internado con fisura de cráneo y hematomas en todo el cuerpo. Según publicaron los medios locales, tenía antecedentes por robos, hurtos y delitos contra la propiedad desde que era menor de edad.