La expectativa de vida aumentó 25 años con respecto al siglo pasado

30 de septiembre de 2025

El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más importantes del siglo XXI con implicancias para casi todos los sectores de la sociedad y, en este contexto, el 1° de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas Mayores, una oportunidad para reflexionar sobre la longevidad y fomentar hábitos que permitan sentar las bases para una tercera edad plena.

El envejecimiento poblacional se convirtió en uno de los fenómenos más relevantes a escala mundial, con un impacto directo en la manera en que se organizan las sociedades. En la actualidad, en la mitad de los países, la esperanza de vida al nacer ya supera los 75 años, un salto de 25 años respecto a los índices de mediados del siglo pasado, mientras que en Argentina, la esperanza de vida al nacer en 2021 se ubicó en 74,6 años en promedio, teniendo las mujeres una expectativa mayor que los varones (77,6 años vs 71,6 años respectivamente).

El avance de la ciencia tuvo un rol importante en la extensión de la esperanza de vida en el mundo. Los progresos en medicina preventiva, el desarrollo de vacunas, la mejora en el acceso a tratamientos para enfermedades crónicas y el fortalecimiento de los sistemas de salud han permitido que más personas vivan vidas más largas y saludables.

“El desarrollo de tratamientos innovadores ha permitido transformar la historia natural de muchas enfermedades, como las cardiovasculares, e incluso cronificar patologías que antes tenían un pronóstico muy desfavorable como ciertos tipos de cáncer. Algo similar ocurre con las vacunas, que han logrado erradicar algunas enfermedades infecciosas o reducirlas a cuadros más leves», explicó la Dra. Agustina Elizalde, quien añadió: «Sin embargo, también es fundamental reforzar la prevención mediante controles periódicos, la adopción de hábitos saludables y otras medidas que acompañen a los adultos mayores en esta etapa de la vida”.

Las proyecciones indican que, hacia 2030, habrá más personas mayores que jóvenes en el planeta, una transformación demográfica que avanza con mayor velocidad en los países en desarrollo. Este escenario está redefiniendo el mapa del cuidado y plantea nuevos desafíos para garantizar que el envejecimiento se acompañe con una buena calidad de vida, inclusión y la posibilidad de un cuidado integral. Cada vez serán requeridos más servicios de salud, acompañamiento y apoyo social, en especial para quienes atraviesan enfermedades asociadas a la edad, como la demencia.

Inmunosenescencia: cuando las defensas envejecen

La inmunosenescencia se refiere a los cambios que se producen en el sistema inmunitario a causa del envejecimiento y que afectan la inmunidad innata y adaptativa. Con la edad, el sistema inmunitario se debilita, dejando a las personas mayores más expuestas a enfermedades, incluso a aquellas contra las que ya habían desarrollado inmunidad.

Por lo anterior, es importante considerar que la vacunación tiene el potencial de seguir siendo la herramienta más poderosa para mejorar la salud mundial y contribuir al bienestar humano, al extender los beneficios de esta medida clave de prevención y protección más allá de la niñez y especialmente entre las mujeres embarazadas y los adultos mayores.

A medida que el cuerpo envejece, el sistema inmunitario no responde tan bien, por lo que es primordial mantenerse al día con la vacunación, incluidos los refuerzos para una mayor protección. A esto se suma que hay algunas enfermedades prevenibles mediante la vacunación que son particularmente prevalentes y graves en los adultos mayores.

Un desafío importante para inmunizar a los adultos mayores es que las personas a menudo piensan erróneamente que las vacunas son solo para niños, la protección mediante la inmunización puede disminuir con el tiempo y por eso se recomienda que los adultos reciban dosis de refuerzo; por distintos factores como las condiciones de salud, trabajo, estilos de vida o hábitos de viaje.