Las organizaciones de productores calificaron la situación actual como el “saqueo más grande de su historia”, al tiempo que denunciaron que el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23 del presidente Javier Milei, al desregular la actividad y debilitar el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), está provocando un daño “integral, brutal y acelerado” a miles de familias de tareferos, productores, comunidades indígenas, secaderos, cooperativas, emprendedores y pequeñas y medianas industrias. Advierten que esta política neoliberal erosiona no solo la economía regional, sino también la identidad de Misiones y de Argentina.
En su comunicado, el MAM y la APAM analizan las declaraciones de Saguier, señalando varias contradicciones y omisiones. En primer lugar, destacan que el presidente de la Cámara de Molineros, tras respaldar la desregulación, implícitamente reconoció la eficacia del INYM al referirse a los bajos precios actuales de la hoja verde: “Es doloroso, es cierto, porque vos antes tenías la seguridad de que te iban a pagar un precio más o menos bueno, aunque vos produzcas poco”. Las organizaciones interpretan esto como una admisión de la efectividad de la fijación de precios que realizaba el INYM.
En segundo lugar, los productores refutan la afirmación de Saguier de que los problemas actuales son producto de regulaciones previas a Milei, recordando los “beneficios” que el INYM generó para la industria, como datos estadísticos, formalidad y transparencia en la actividad, un crecimiento sostenido del sector industrial entre 2011 y 2021, investigaciones científicas gratuitas que posicionaron la yerba mate como un alimento saludable, control de calidad e inocuidad, herramientas para la mejora continua y participación en ferias nacionales e internacionales. El MAM y la APAM cuestionan que Saguier omita estos aportes y solo critique la regulación pasada.
Frente al contexto neoliberal, la respuesta de Saguier (“al que no le cierra el número va a abandonar o se va a tener que reconvertir”) fue duramente criticada por las organizaciones, quienes la comparan con el discurso de la década del 90 y advierten sobre las consecuencias ya conocidas: daño a toda la cadena yerbatera, destrucción de la agricultura familiar y la industria nacional, desempleo, hambre y pobreza.
Finalmente, el MAM y la APAM contradicen la afirmación de Saguier de que en un esquema de desregulación el consumidor tiene el poder de fijar precios. Argumentan que el poder real reside en quienes tienen el capital (las grandes industrias), quienes pueden actuar de manera abusiva, justa o solidaria. Además, señalan que en el contexto actual de crisis económica, muchos consumidores han disminuido su consumo de yerba mate por falta de recursos.
El pronunciamiento concluye con un llamado a la construcción de un modelo antagónico al defendido por Saguier, un modelo que posicione a la Yerba Mate Argentina como eje dinamizador de la economía regional, generador de empleo y alimentos sanos, que recupere herramientas como el INYM, reconozca al pueblo Mbya guaraní como originario de la yerba mate y restablezca bienes esenciales como el agua y el suelo, mitigando el cambio climático. Advierten que el modelo defendido por el industrial es “excluyente y depredador social, económico, ambiental y espiritualmente”, al promover la concentración económica, el uso de agroquímicos y la mecanización que pone en riesgo el trabajo de miles de tareferos.
El MAM y la APAM abogan por un diálogo “que nos enriquezca espiritualmente y nos guíe a un proyecto superador con la yerba mate”, beneficiando a todos y cuidando el medio ambiente.
