De acuerdo a estimaciones realizadas por un par de consultoras que miden la evolución en las góndolas, la suba promedio en alimentos y bebidas habría sido de entre 5% a 6% durante marzo.
Esas mismas consultoras indican que la inflación de marzo se habría situado en torno al 3,5%-4%, también con el rubro lácteo empujando para arriba al índice.
Esta dinámica inflacionaria en la comida hizo que la canasta de la indigencia se encareciera nada menos que el 59% en el último año. Y que la denominada canasta “de la pobreza”, que incluyen gastos en alimentos y transporte subiera $10.000 en los últimos 12 meses ($17.500 a $27.500).
Con estos números a la vista, luce comprensible que el índice que mide la pobreza haya saltado al 32% en el segundo semestre de 2018, cuando se hicieron evidentes los costos de la devaluación. Tanto, que en un año la cantidad de pobres creció 6,3 puntos porcentuales.
Esta vez, el aumento promedio en las leches será del 10%. En los quesos, los incrementos irán del 10% al 18%. Las variedades que más ajustan son: cremosos y fontina (12%), reggianito (15%) y rallado (18%).
Por debajo de estas marcas, las cremas se encarecerán 5% en promedio, lo mismo que la ricota y el queso blanco untable. Por su parte, el dulce de leche subirá 10%.
Si se considera el primer bimestre, hubo una suba promedio del 12% en toda esta categoría, a la que se añadió un alza adicional del 15% promedio para este mes.
La leche resultó la más impactada: el sachet de un litro, que a comienzos de año se conseguía a $33,50, ya orilla los $50. Una suba del 49%.