La gastronomía atraviesa uno de sus peores momentos en años. Según referentes del sector, el consumo en bares y restaurantes cayó entre un 20% y un 30% en lo que va de 2025, una baja que duplica a la del año anterior y afecta tanto al turismo como al público local. El cambio de hábitos es evidente: quienes antes salían tres veces por semana, ahora lo hacen una, y priorizan opciones más económicas.
El panorama se agrava por el aumento sostenido de costos fijos. Tarifas de servicios, alquileres y precios de insumos crecieron por encima de la inflación, y los restaurantes no logran trasladar esas subas al precio final, ya que la demanda no convalida nuevos valores. La rentabilidad se achica y muchos negocios operan en rojo. “El consumo gastronómico está completamente deprimido”, resumió Carlos Yanelli, presidente de la Cámara de Restaurantes.
La situación forzó ajustes en todos los niveles. Se acortaron cartas, se eliminaron platos costosos como lomo o vacío, y proliferan los menús ejecutivos, porciones para compartir y promociones con tarjetas. Varios locales debieron desprenderse de personal, tercerizar servicios o cerrar sucursales. En barrios con menor circulación, el cierre de pequeños establecimientos ya se hace visible.
El turismo, que históricamente amortiguaba las crisis, tampoco alcanza para sostener la actividad. “Ni europeos, ni del interior, ni limítrofes. En zonas como San Telmo o La Boca, casi no hay movimiento”, aseguró Daniel Prieto, titular de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC). El déficit turístico acumulado en el primer cuatrimestre superó los 5 millones de personas.
Frente a este escenario, el sector reclama medidas urgentes. Una desregulación impositiva y la reducción de tasas locales y nacionales podrían aliviar la presión sobre los márgenes sin necesidad de subir precios. También valoran políticas de promoción turística y cultural, aunque insisten en que sin una mejora del poder adquisitivo, la recuperación será limitada.
Mientras tanto, muchos bares y restaurantes buscan reinventarse con delivery, venta de platos listos o alianzas con otras marcas. El objetivo: resistir. “No se sale solo. El rubro no es una isla. Necesitamos una reactivación general”, concluyó Yanelli.