Sin embargo, muchos desconocen la magnitud de estos riesgos y la importancia de protegerse adecuadamente.
Los riesgos de exponerse al sol en horarios críticos
Según el doctor Thomas M. Parr, dermatólogo en Nueva York, Estados Unidos, la radiación ultravioleta (UV) es más intensa entre las 10 a. m. y las 4 p. m., lo que aumenta significativamente el riesgo de daño celular. «El sol es más fuerte durante estas horas, y la exposición sin protección puede provocar quemaduras solares graves, aceleración del envejecimiento prematuro y, lo más preocupante, un riesgo elevado de desarrollar cáncer de piel», advierte el doctor Parr.
El doctor Carlos Fernández, dermatólogo en Madrid, España, enfatiza que la exposición prolongada al sol sin protección no solo incrementa las posibilidades de quemaduras, sino también de melanomas, el tipo más agresivo de cáncer de piel. «Los daños no se ven de inmediato. El sol puede alterar el ADN de las células de la piel de manera irreversible, y este daño acumulado se traduce en un mayor riesgo de cáncer a largo plazo», explica.
La ciencia detrás de la protección solar
La radiación ultravioleta se divide en dos tipos principales: UVA y UVB. Mientras que los rayos UVB son los responsables de las quemaduras solares inmediatas, los rayos UVA penetran más profundamente en la piel y son responsables del envejecimiento prematuro y la formación de arrugas. Ambos tipos de radiación pueden aumentar el riesgo de cáncer de piel.
La doctora Lidia García, dermatóloga en Ciudad de México, señala que incluso en días nublados o fríos, los rayos UV siguen siendo perjudiciales. «El daño solar no depende del calor o de la visibilidad del sol. Los rayos ultravioleta atraviesan las nubes y se reflejan en superficies como el agua, la arena y la nieve, lo que aumenta la exposición», comenta.
Consejos de los expertos para una exposición solar segura
Dermatólogos de todo el mundo coinciden en una serie de pautas clave para protegerse del sol y minimizar los riesgos:
- Evitar la exposición directa entre las 10 a. m. y las 4 p. m. Durante estas horas, la radiación UV es más intensa. Si es necesario estar al aire libre, buscar sombra siempre que sea posible.
- Uso de protector solar. Aplicar un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, incluso en días nublados. Reaplicar cada dos horas, especialmente si se está sudando o nadando.
- Ropa protectora y accesorios. Usar sombreros de ala ancha, gafas de sol con protección UV y ropa de manga larga con telas de protección solar (UPF). «La ropa puede ser tan efectiva como el protector solar, y en algunos casos incluso más», explica el doctor Parr.
- Evitar las camas de bronceado. Las camas de bronceado emiten radiación UV de alta intensidad que aumenta el riesgo de cáncer de piel. Según la doctora García, «el bronceado artificial es tan perjudicial como la exposición solar directa».
- Chequeos dermatológicos regulares. Es vital realizarse chequeos periódicos con un dermatólogo para detectar cualquier signo temprano de daño en la piel. «Detectar un melanoma en sus primeras etapas puede salvar vidas», señala el doctor Fernández.
- Hidratación y cuidado posterior. Después de la exposición solar, es fundamental hidratar la piel y aplicar productos calmantes para reducir cualquier inflamación o quemadura.
Conclusión: el sol puede ser peligroso, pero con precauciones se puede disfrutar de forma segura
La preocupación por la salud de la piel y la prevención de enfermedades asociadas con la exposición solar es un tema de creciente importancia a nivel global. Los dermatólogos de todo el mundo hacen un llamado urgente a la conciencia pública sobre los peligros de la exposición al sol en horarios no adecuados, y la necesidad de adoptar medidas preventivas para proteger la piel de manera efectiva.
La clave está en el equilibrio. Disfrutar del sol con responsabilidad, utilizando las herramientas adecuadas de protección, puede permitirnos mantener una piel sana y minimizar los riesgos asociados con la radiación UV.