El Estado puso alrededor de nueve millones de dólares para el papel y las tintas, e indicaron que costará casi $6 por unidad.
La primera partida debería estar en manos del organismo que conduce
Miguel Pesce a mediados de junio. Luego, el timón de la entidad
monetaria definirá si lo pone en la calle finalmente o no.
Por otra parte, la erosión inflacionaria que deriva en un menor poder
adquisitivo, con el que antes se podía acceder a más bienes, terminaría
por convencer a las autoridades de que hace falta este billete.
El nuevo billete tendrá en el frente a las imágenes de Ramón
Carrillo, el primer ministro de Salud de Juan Perón, acompañado por
Cecilia Grierson, la primera médica argentina. En el reverso estará la
figura del Instituto Malbrán. En tiempos de coronavirus (Covid-19), el
Gobierno entendió que resultaría apropiado homenajear a figuras de la
historia argentina que hicieron un aporte a la salud pública.
La nota del Banco Central también establecía las características del nuevo billete sanitarista, fundacional y peronista.
También, la entidad especificó las fechas de entrega: deben llegar 20
millones de billetes en junio, 60 millones en julio, la misma cantidad
en agosto y otros 60 millones en septiembre.
En cualquier lugar del mundo, la práctica para que un billete se
ponga en ciruclación tarda seis meses. En Argentina, ese récord lo tiene
el de $500, con el yaguareté, que se aprobó en enero de 2016 y comenzó a
circular en junio de ese año. El de $ 5000 debería achicar esos plazos a
dos meses y medio.