Iguazú, Bariloche y Mar del Plata hacen números: el turismo que queda en pie consume mucho menos

27 de septiembre de 2025

Recalculan ingresos: los restaurantes facturan menos; los hoteles tienen habitaciones vacías y el gasto per cápita en los comercios es cada vez más restringido.

El diagnóstico que trazó la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Bariloche (AEHGB) podría replicarse en los otros centros turísticos del país: creció el número de visitantes en la última temporada de invierno, pero economizando gastos: bien gasoleros.

Si bien la proyección es que podrían llegar a superar el millón y medio a fin de año, la realidad es que no se quedan más de tres días promedio y gastan mucho menos que antes.

Las expectativas para el verano, en consecuencia, prevén un movimiento similar al del año pasado, con demanda concentrada en enero y febrero y muy posible activación y concentración en los alojamientos no tanto céntricos, sino más bien hacia los kilómetros.

El relevamiento, que se nutre de datos públicos de organismos como INDEC, EANA, el Observatorio Económico y Estadístico de Río Negro y el EMPROTUR.

En la práctica significa que los restaurantes reciben menor cantidad de comensales; los hoteles tienen habitaciones vacías, y el consumo en los comercios es restringido.

Acostumbrados a vivir todo el año de la rentabilidad acumulada en las dos temporadas del año, ahora los comerciantes están obligados a rediagramar la subsistencia: bajar precios para poder vender algo y atraer más cantidad que compense los disminuidos gastos per cápita.

Sin embargo, el balance sectorial de lo que va del año que hacen los que viven del turismo es que la afluencia en la mayoría de las provincias estuvo por debajo del invierno pasado.

Incidieron la situación económica y la menor presencia de turistas internacionales frente a un tipo de cambio menos favorable.

Destinos tradicionales

En total, se desplazaron 4,3 millones de turistas a los destinos tradicionales como Bariloche, Puerto Iguazú, los valles y las sierras cordobesas, Ushuaia, San Martín de los Andes, Villa La Angostura, Mendoza, Salta, El Calafate y los complejos termales de Santiago del Estero y de Entre Ríos, entre los principales.

Y de acuerdo con los datos de CAME, el gasto promedio diario de cada uno rondó los $ 89.000.

La estadía media bajó de 4,1 días en 2024 a 3,9 este año y el gasto diario promedió los $ 89.236, que, a precios reales (es decir, descontando la inflación), resultó un 4,8% superior al año pasado.

En total, dejaron $ 1,5 billones en las ciudades que integran el circuito turístico nacional.

El impacto económico fue un 11,2% menor a 2024, medido a precios constantes.

Más marcado es el contraste que pone en evidencia la difícil situación del sector turístico si se compara con 2023: viajó un 21,5% menos de gente que ese año y la estadía media se redujo 13,3% desde los 4,5 días de dos años atrás.

Efecto atraso cambiario

El fenómeno que produce el efecto del “atraso cambiario” en el turismo internacional, que hace que para los argentinos sea relativamente “barato” viajar al exterior, mientras que a los extranjeros sus dólares les rinden poco en Argentina, se replica en el movimiento doméstico.

Los precios internos “dolarizados” encarecen el presupuesto de los que se movilizan dentro del país, del mismo modo que las divisas que traen los extranjeros les alcanzan menos que otras veces.

Los números de la balanza turística señalan que, por ejemplo, en agosto pasado, 1.361.200 de argentinos salieron del país por todas las vías internacionales, un 55,6% más que en el mismo mes del 2024, según informó el INDEC.