La UCA informó que la pobreza cayó a 36,3% y volvió a niveles previos a 2023

4 de diciembre de 2025

La Universidad Católica Argentina (UCA) informó que la pobreza en la Argentina se ubicó en 36,3% durante el tercer trimestre de 2025, mientras que la indigencia descendió al 6,8%, según el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA). La baja representa una caída de 9,3 puntos respecto del mismo período de 2024 y de 8,4 puntos frente al tercer trimestre de 2023, previo a la asunción de Javier Milei, de acuerdo con la metodología de la institución.

El trabajo aclara que, al corregir la medición por la mejora en la captación de ingresos, la caída real de la pobreza monetaria bajo la actual gestión sería de 2,1 puntos porcentuales, situando la tasa corregida en torno al 35%. Según la UCA, cerca de tres cuartas partes de la reducción observada en las cifras oficiales podrían explicarse por este efecto estadístico.

Fuente: UCA -“Nuevo escenario político-económico: estrés y bienestar en una Argentina en transición” EDSA 2025
El informe utiliza datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) y de la EPH-INDEC reconstruida, abarcando series entre 2010 y 2025. Las mediciones distinguen entre pobreza por ingresos, indigencia, estrés económico e inseguridad alimentaria, junto con indicadores de pobreza crónica y el impacto de las transferencias sociales.

De acuerdo con el relevamiento, la pobreza infantil continúa en niveles elevados: el 48,8% de quienes viven en hogares con niños está en situación de pobreza, frente al 10,8% en hogares sin menores. Además, la pobreza crónica alcanza al 27,6% de la población entre 2024 y 2025, con un impacto mayor en el estrato Muy Bajo, donde llega al 60,9%.

El estudio también señala que el estrés económico afecta al 46,8% de la población y que la inseguridad alimentaria alcanza al 18,7% de los hogares, con picos superiores al 40% en los sectores más vulnerables. Asimismo, destaca que la indigencia se duplicaría sin transferencias sociales, mientras que la pobreza sería un 20% mayor sin estos programas.

En sus conclusiones, la UCA sostiene que, aunque la pobreza e indigencia bajaron respecto de los picos de 2024, el país mantiene un problema estructural que se arrastra hace más de cuatro décadas. “Estas mejoras relativas no implican un cambio estructural en las condiciones de vida ni en la alta desigualdad”, advierte el informe.