En primer lugar, es complicado consensuar una metodología de
paridad de poder adquisitivo para hacer mediciones consistentes (es la forma
utilizada convencionalmente para comparar el valor real de una variable
económica en un país en relación a la misma variable en otro).
Esto se debe a
que no es sencillo y no hay una única manera de eliminar las distorsiones que
generan los diferentes niveles de precios de las canastas de consumo entre
países. Además, las comparaciones también son complejas debido a que la oferta disponible
y los hábitos de consumo suelen ser diferentes. Aunque una aproximación
posible, en economías abiertas, es tomar como referencia los salarios medidos
en dólares.
Pero, la segunda y fundamental razón por la cual los
estudios comparativos salariales tienen poca difusión es porque pueden estar
asociados con intentos de bajar salarios, aun cuando el propósito sea puramente
analítico o, por el contrario, se busque exhibir una situación desfavorable
para los trabajadores. En todo caso, siempre se trata de una variable de alta
sensibilidad.
No obstante, el nivel de los salarios es central a la hora
de definir inversiones y decidir políticas públicas. En toda actividad el
salario representa un costo relevante, más allá de que el desarrollo
tecnológico haya permitido ir reduciendo los tiempos de trabajo. Lo cierto es
que posee una incidencia significativa en todas las actividades (en la
industria nacional, por ejemplo, a pesar del muy importante avance tecnológico
de las últimas décadas, el costo salarial representa, en promedio, cerca de un
20% del costo total).
Dos en uno: el
Gobierno tuvo la capacidad de satisfacer simultáneamente el objetivo de reducir
salarios para minimizar un costo de empresas y expandir como nunca el negocio
financiero.
Otra característica central del precio de la mano de obra en
relación al resto de los costos involucrados en cualquier actividad económica
es que es el de mayor variabilidad entre economías. Por caso, un empleado
noruego que desempeña una misma labor que uno en Bangladesh puede recibir por
una hora de su trabajo lo mismo que el empleado asiático cobra por todo un mes
de trabajo.
Desde ya, las labores en las que se especializan los
noruegos son sustancialmente diferentes que los bangladeshís. No obstante, hay
actividades comunes en todas las economías e implican diferenciales enormes de
costos entre sí. El ejemplo citado es de un caso extremo. Pero, normalmente,
las diferencias salariales entre países son marcadas y representan el costo que
puede variar más entre una economía y otra o modificarse a lo largo del tiempo.
En algunos países, los combustibles pueden ser mucho más
económicos que en otros pero no son fenómenos generalizados como en el caso de
la mano de obra. También el peso de los impuestos puede diferir
significativamente pero en menor medida.
Por eso, es vital observar la evolución reciente de los
salarios en nuestro país y compararlos internacionalmente para analizar en qué
situación estamos y qué puede esperarse. Medidos en dólares, el salario actual
promedio en Argentina es de 534 dólares, muy por debajo de los 798 dólares que
cobra, en promedio, un trabajador en Chile o los 663 dólares de los uruguayos,
según un portal especializado en mediciones de precios y salarios internacionales,
Preciosmundi.com. El registro local es el más bajo desde el año 2009, según las
estadísticas del Ministerio de Trabajo de la Nación.
En ese período, el salario promedio había sido de 495
dólares. A partir de ese momento, en relación al tipo de cambio oficial o
respecto a cualquier medición alternativa utilizando las cotizaciones paralelas
del dólar (desde 2012) siempre los salarios promedio fueron más altos que el
valor actual. El salario promedio en América del Sur (sin contabilizar el de
Venezuela) es de 509 dólares. Argentina, históricamente, especialmente por la
mejor formación de sus trabajadores, había mantenido remuneraciones más
elevadas que las del resto de los países de la región.
Las diferencias salariales entre países son marcadas y
representan el costo que puede variar más entre una economía y otra o
modificarse a lo largo del tiempo
Lo más tristemente novedoso del actual modelo es que en las
etapas anteriores donde la economía nacional había estado sujeta a muy fuertes
procesos de endeudamiento externo, al menos, los trabajadores mantenían
salarios, medios en dólares, que superaban holgadamente los niveles promedio de
la región porque el tipo de cambio se apreciaba ante el ingreso de capitales
externos.
Hoy el gobierno actual provocó que notablemente se combine
el período de mayor endeudamiento de la historia nacional con sueldos
descendentes y en niveles que han llegado a ser muy bajos en perspectiva
histórica. O sea, el gobierno de Cambiemos tuvo la capacidad de satisfacer simultáneamente
el objetivo de reducir salarios para minimizar un costo de empresas que no
poseen el mercado interno como foco de su crecimiento y, al mismo tiempo,
expandir como nunca el negocio financiero. Dos en uno; increíble que haya
podido hacerlo en democracia.