Entre los afectados se encuentran Gladys González y Pablo Ramón Rivas, una pareja de adultos mayores de más de 70 años que dedicaron su vida al trabajo en el campo, cosechando mandioca y en un secadero de yerba. Hoy, ya jubilados, deberían poder descansar, pero la falta del suministro de agua les impone un obstáculo diario.
El problema se agrava debido a que, a escasos 500 metros de sus hogares, existe un pozo perforado de uso comunitario, pero los vecinos denuncian que el encargado de una chacra cercana no permite la conexión. «Siempre fuimos gente trabajadora, salimos adelante con esfuerzo. En esta colonia nos conocemos todos, pero desde hace un tiempo estamos complicados por no tener agua», expresó don Pablo en una reunión con el dirigente Martín Sereno (Tierra, Techo y Trabajo).
La única fuente alternativa es un arroyo cercano, pero su agua está contaminada y no es apta para el consumo. La comunidad contaba con un tanque de almacenamiento, pero se rompió y no han podido repararlo. Sin una solución a la vista, los vecinos dependen de la solidaridad de sus hijos o de otros pobladores que les alcanzan bidones para abastecerse. «Ya estamos grandes para acarrear baldes. Solo pedimos que las autoridades se pongan en nuestro lugar», señalaron los abuelos.
Un derecho básico negado
La crisis hídrica afecta a toda la comunidad, pero golpea con mayor dureza a niños y adultos mayores. Sereno explicó que, con el paso del tiempo, las vertientes de la zona se han secado debido al avance del desmonte y al impacto del calentamiento global. Además, en los pocos arroyos que aún existen, el agua está contaminada por el uso de agrotóxicos en los cultivos.
El dirigente del Movimiento Evita Misiones sostuvo que la falta de acceso al agua potable es un problema que podría resolverse fácilmente, ya que hay dos chacras cercanas con pozos en funcionamiento. «No entendemos por qué el responsable del lote donde está uno de los pozos comunitarios no permite la conexión. El agua es un derecho humano fundamental», remarcó.
Sereno aseguró que acompañarán el reclamo de los vecinos hasta que la situación se resuelva. «Es injusto que estas familias vivan en estas condiciones, especialmente los jubilados que trabajaron toda su vida y ahora deben lidiar con esta carencia. Pablo, además, tiene problemas cardíacos y necesita acceso a agua segura. Han elevado su pedido a las autoridades municipales, pero siguen sin obtener respuestas. Vamos a insistir hasta que tengan el suministro que tanto necesitan», concluyó.



