El Tribunal Penal Uno de Oberá condenó este viernes a Jonatan Ezequiel “Porteño” Sosa a 23 años de prisión por su participación en el homicidio del colono Lisardo Escarvadofski, de 76 años, y por las lesiones gravísimas ocasionadas a su esposa, Orestini Cerri, durante un violento asalto ocurrido en abril de 2017 en el paraje Santa Irene, San Javier.
Sosa fue hallado culpable como coautor de los delitos de “homicidio calificado por el uso de arma de fuego” y “homicidio calificado en grado de tentativa”, en concurso real. El fallo se dio tras tres jornadas de debate oral, donde el tribunal consideró probada su participación en el crimen, aunque le impuso una pena menor a la solicitada por el fiscal David Milicich, quien había pedido 35 años de cárcel.
Durante el juicio, Sosa se declaró inocente. “Yo no soy un asesino. Tienen a la persona equivocada”, manifestó ante los jueces. Aseguró además haber sido víctima de apremios ilegales tras su detención, ocurrida un año después del crimen en Buenos Aires.
El brutal hecho ocurrió el 4 de abril de 2017. Según consta en el expediente, Escarvadofski y su esposa regresaban a su chacra cuando fueron interceptados por dos hombres armados. El colono fue baleado mientras intentaba cerrar el portón de acceso, y su esposa, al resistirse a abrir la vivienda, recibió dos disparos. A pesar de sus heridas, logró defenderse y salir a pedir ayuda, lo que obligó a los agresores a huir en el automóvil de la pareja, luego hallado abandonado.
Para la fiscalía, Sosa fue uno de los atacantes, aunque se presume que el objetivo original del hecho habría sido uno de los hijos del matrimonio.
Con esta sentencia, el caso da un paso más hacia la justicia, mientras la investigación continúa para esclarecer por completo los hechos y determinar la identidad de los demás involucrados.