El incremento, aprobado tras una audiencia pública que muchos señalaron como una mera formalidad, afecta a miles de pasajeros que deberán pagar boletos significativamente más caros sin que se vislumbre una mejora en las frecuencias, los horarios o el estado de las unidades.
Los valores actuales, aplicables desde hoy, son los siguientes: el boleto urbano en Posadas cuesta $1.050 con el sistema SUBE misionero y $1.400 sin él. En Garupá y Candelaria, el pasaje se elevó a $1.120 con SUBE y $1.500 sin ella. Los viajes interurbanos también registraron fuertes subas: Posadas-Garupá cuesta $1.365 con SUBE y $1.900 sin este beneficio, mientras que el tramo Posadas-Candelaria tiene tarifas de $1.595 y $2.100, respectivamente.
A pesar de que las empresas justificaron el ajuste por el impacto de la inflación en los costos operativos, los pasajeros continúan enfrentando colectivos en mal estado, demoras constantes y una notoria falta de frecuencias. Las críticas al monopolio ejercido por el grupo Zbikoski, que controla el sistema, se multiplican, apuntando a la ausencia de competencia y a la falta de supervisión efectiva por parte de las autoridades.
El proceso de decisión previo a la suba, que incluyó una audiencia pública, fue percibido como una instancia simbólica que ignoró las demandas ciudadanas. Usuarios expresaron su frustración por el desinterés de las autoridades en garantizar un servicio eficiente y digno, mientras el aumento tarifario avanza sin compromisos claros para solucionar los problemas estructurales del sistema de transporte público.