Los agentes dispararon balas de goma y utilizaron gases contra personas que protestaban en los alrededores de la sede del Congreso, mientras intentaban dispersarlos con carros lanza-agua. Los manifestantes derribaron barreras de seguridad y arrojaron piedras a los policías.
La concentración, que convirtió el centro histórico de Asunción en un campo de batalla, fue convocada en medio de una creciente indignación por la falta de medicamentos en los hospitales, el manejo de la pandemia y la lenta implementación de los programas de vacunación.
"Es una pena que los jóvenes se hayan excedido (...) creo que ahora se calmaron un poco los ánimos. Era gente que solo tenía intención de destruir", dijo el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio. "No tiene sentido esta violencia".
Horas antes de la revuelta, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni presentó su renuncia, un día después de haber perdido el apoyo del Senado, en medio de un clima encendido por otras protestas de profesionales de la salud y familiares de personas hospitalizadas con COVID-19.
"Hemos acordado juntos que yo deje el cargo del Ministerio de Salud Pública a los efectos que se pueda generar esa paz que necesitamos para poder enfrentar este desafío", dijo Mazzoleni más temprano el viernes en declaraciones a la TV estatal.
El presidente, Mario Abdo, designó como ministro interino al médico Julio Borba, quien lideraba uno de los viceministerios de la cartera sanitaria. "Mi prioridad hoy es tener medicamentos e insumos en tiempo y forma", dijo a periodistas el funcionario.
Paraguay transita por lo que Mazzoleni describió como "la peor parte de la pandemia", con récord diarios de casos que han presionado su frágil sistema de salud. El Ministerio registró hasta el jueves 164.310 casos y 3.256 muertes asociadas al coronavirus.