Mientras se permite y promueve el uso de estos animales en
las carreras, que además están asociadas a apuestas ilegales, la Municipalidad
de Posadas prohíbe su utilización por parte de los recuperadores urbanos,
quienes dependen de ellos para su subsistencia.
El caballo fallecido, Argentina Lake, sufrió un paro
cardiorespiratorio en plena carrera, un claro ejemplo de la presión extrema a
la que son sometidos estos animales en este tipo de eventos. Según informes
veterinarios preliminares, se está investigando si el equino habría sido
víctima de la administración de sustancias prohibidas para mejorar su
rendimiento.
Este tipo de prácticas, aunque ilegales, no son inusuales en
el mundo de las carreras de caballos, y los veterinarios advierten que pueden
tener consecuencias fatales para los animales, como lesiones graves e incluso
la muerte.
Por otro lado, los recuperadores urbanos, quienes trabajan
recolectando materiales reciclables con la ayuda de caballos, han sido
obligados a registrarse y obtener un Carnet Sanitario Animal para continuar
circulando en zonas aún no prohibidas. Esta medida forma parte del Programa de
Sustitución de Vehículos de Tracción a Sangre Animal, que busca erradicar este
tipo de prácticas bajo el pretexto de proteger el bienestar de los animales.
Sin embargo, la misma administración que prohíbe a estos
trabajadores el uso de caballos no muestra reparos en permitir las carreras,
donde el sufrimiento y la explotación de los equinos es igual o peor.
La contradicción es evidente: mientras se exige a los
sectores más vulnerables renunciar a los caballos bajo el argumento de la
protección animal, se fomenta el uso de estos mismos animales en un contexto
que no solo los expone a un mayor riesgo, sino que además alimenta un sistema
de apuestas ilegales que se desarrolla a la sombra de las autoridades.
Las carreras de caballos son, en muchos casos, una forma de
explotación donde los equinos son empujados a rendir al máximo, incluso a costa
de su salud, como lo advierten profesionales de la medicina veterinaria.
El bienestar animal no debería depender de quién explota al
animal ni del contexto en que lo hace. En ambos casos, los caballos sufren. La
supuesta dignificación de los recuperadores urbanos, a través de su inclusión
en programas de sustitución, no debería ser una excusa para permitir la
explotación en otro ámbito. Las carreras, con todos los riesgos que implican
para los animales, no son una excepción.
Las autoridades deberían aplicar los mismos principios en
todos los ámbitos donde se utilicen caballos, sin doble moral ni
contradicciones.
La muerte de Argentina Lake debería ser un llamado a
replantear las políticas municipales y provinciales. No tiene sentido prohibir
el uso de caballos para quienes trabajan en condiciones precarias, mientras se
permite su explotación en un ambiente que no solo pone en riesgo su salud, sino
que además perpetúa prácticas ilegales. Si realmente se busca proteger a los
animales, es necesario un enfoque coherente y abarcador, que incluya tanto a
los recuperadores urbanos como a las carreras de caballos.
Es urgente que se adopten medidas que garanticen el
bienestar de los caballos en todas las actividades, sin excepciones ni
hipocresías. La explotación animal, en cualquiera de sus formas, debe ser
condenada y eliminada. Las autoridades tienen la responsabilidad de actuar con
coherencia y justicia, protegiendo a los animales y no permitiendo que el
sufrimiento de unos sea justificado mientras el de otros se ignora.