EDITORIAL | Provinciales | 22/08/2018
Una vez más como en todos los últimos años, docentes universitarios reclaman mejoras salariales haciendo paros y dejando a alumnos sin mesas de examen y sin la posibilidad de empezar las cursadas. Un mismo panorama que se repite año y año. ¿Los perjudicados? Los estudiantes, como siempre. Rehenes de las batallas de siempre entre los educadores y el gobierno de turno.

En el caso puntual de Misiones, en los últimos cinco años se han registrado numerosos paros durante el año académico, lo que provocó pérdidas de días e incluso semanas de clases y suspensiones de mesas de examen. Con el afán de conseguir aumentos salariales, los educadores siempre eligieron el mismo camino: convocar a extensos paros y dejar a los chicos sin clases.

Si bien es entendible el reclamo e incluso en gran medida es justo, no se entiende la nula preocupación de los docentes por los alumnos, quienes muchas veces se retrasaron académicamente debido a pérdidas de clases o de mesas de examen.  


“En el 2013 ingresé a la Facultad de Humanidades de la UNaM y no hubo un sólo año donde no hayan hecho paro. Encima cuando volvía toda a la normalidad, las clases pérdidas las daban como ya dadas y tomaban todo eso en los exámenes”, contó una estudiante de la carrera de Comunicación Social, quién aseguró que eso repercutía en un mal rendimiento general.

Agregó que “a ellos los único que les importa es cobrar más, la enseñanza es lo último en sus prioridades. Entiendo que quieran ganar más pero se puede reclamar de otra forma. Ellos cobran abultados sueldos y son los que más se quejan, siendo que otros trabajadores laburan el doble que ellos y no cobran ni la mitad. Hay profesores que no llegan a las 10 horas semanales y perciben más dinero que aquellos que hacen hasta 40 horas”.

Durante el 2018, muchas veces los docentes resaltaron la consigna de “defender” la educación pública y gratuita y repudiar el desfinanciamiento que sufren las universidades. A la UNaM, por ejemplo, el Gobierno le debe tres meses. Años anteriores, donde la situación era mucho más favorable, los docentes igual paraban y dejaban a alumnos sin clases, por lo que esa teoría de que paran para “cuidar” la educación pública se cae a pedazos. Año a año hacen lo mismo, sin importar quién sea el presidente.

Incluso la flamante rectora de la Universidad Nacional de Misiones, Alicia Bohren, habló con los medios hace unos días y si bien repudió las deudas de la Nación con la alta casa de estudios, aclaró que los paros como medidas de fuerza afectan a los estudiantes y dijo que lo ideal es tener a los chicos en el aula para no afecta sus rendimientos y lograr que se puedan recibir en tiempo y forma.

“Por año perdemos en promedio ente 15 y 20 días de clases y en general no se recuperan más”, manifestó un estudiante de Trabajo Social.

Por su parte, una alumna que cursa sus estudios en la Facultad de Ciencias Exactas, comentó “tenemos un profesor que está más tiempo en la tele que en el aula, se la pasa quejando en todos los canales sobre su sueldo pero casi nunca da clases y cuando lo hace, el 80% se la pasa hablando de política, de enseñar ni hablemos”.

Agregó que “no somos tontos vemos como se mueven con sus autos que valen mucho dinero, no tienen necesidades económicas y reclaman como si se estuviesen muriendo de hambre. Nos perjudican a nosotros, no al Gobierno, no les importa enseñar, solo quieren más plata. Hay algunas excepciones, pero lamentablemente son pocas. Lo triste es que al presidente Macri tampoco le interesa, cada uno mira lo suyo”.

Una estudiante avanzada de Ciencias Económicas, apoyó a los docentes y subrayó que el reclamo es justo dado que la única manera que tienen de ser escuchados es yendo al paro. “Si ellos reclaman dando clases nunca les van a dar lo que piden. Es cierto que ganan mucho pero para eso se mataron estudiando. Yo quiero ser profesora algún día y haría lo mismo que ellos”, acentuó.

Lo cierto es que los días de clases se pierden año tras año y el último paro afecta directamente a las mesas de examen. “Necesito si o si aprobar una materia para poder cursar todo el segundo cuatrimestre. Me preparé dos meses con una profesora a la cual tuve que pagar porque las clases que dan estos presuntos defensores de la educación dan mucho que desear. Y ahora suspenden todo y me arruinaron la mitad del año académico, cuando les reclamo hacen oídos sordos, solo están atento a sus bolsillo”, reclamó una alumna del profesorado de Biología.

Todos los años pasa lo mismo. Docentes pidiendo más plata, aulas vacías y alumnos viendo como sus rendimientos académicos se ven afectados por una guerra entre gremios docentes y el Gobierno.