EDITORIAL | Provinciales | 08/11/2015
La Nación Argentina asiste en las próximas semanas y hasta el 22 de noviembre, a un momento crucial en su historia; se define mucho más que un Presidente, se define mucho más que un gobierno. Se decide aquí y ahora qué modelo de País queremos para los próximos años, se decide aquí y ahora qué modelo de Estado queremos y necesitamos para los próximos años; y como pocas veces en nuestra historia reciente, las posibilidades se reducen a dos modelos de país bien diferentes, distanciados, con posiciones claras y precisas, sin medias tintas y sin maquillajes.
Por un lado está el Proyecto Nacional y Popular, elegido para gobernar Argentina después de los fatídicos años 2001/2002 y sus consecuencias. Proyecto que se caracteriza, entre otra cosas, por la constante y permanente política de ampliación de derechos, de generación de nuevos derechos, inclusión de los sectores sociales más desfavorecidos, ascenso social, consolidación de la clase media, recuperación de la economía nacional y las economías regionales, del trabajo digno, de la industria, de la producción, de la salud pública, defensa férrea de los intereses nacionales ante los especuladores, jubilaciones respaldadas por el Estado y tanto más. Con una visión política que concibe a un Estado fuerte, presente, amplio en cobertura territorial, con una gestión sólida cercana a las necesidades de los ciudadanos, invirtiendo en educación, salud, seguridad, seguridad social, conectando al país con la infraestructura necesaria, con identidad federal. Un Estado que asiste a los que menos tienen a través de la AUH, programas similares y subsidios a los servicios básicos a los sectores sociales más postergados (y a los no tanto), etc. Los argentinos podrán optar también por el otro modelo en pugna, el Proyecto Neoliberal, cuya máxima expresión ya la vivimos en la década del 90, modelo de país que concibe una economía libre donde los poderosos sacan ventaja, una moneda devaluada que desfavorece a los sectores de menos ingresos, importación de bienes y servicios que produce el quiebre de las economías regionales e incrementa el desempleo, que promueve el ajuste en educación y salud y entiende al ajuste como desfinanciamiento. Con una visión de Estado devaluado, chiquito, ajustado, amarrete, centralizado, sin sensibilidad social y egoísta. Ante este escenario, corresponde decir que la Educación Argentina, principalmente la Educación Técnica ya convivió con ambos modelos, los conocemos, y está bueno en este punto hacer un breve ejercicio de memoria y ponderación. El modelo Neoliberal tuvo su apogeo en nuestro país en la década del 90 y sus primeras medidas vinculadas a la educación siempre fueron de ajuste y abandono. Se expresaron en leyes como la ley 24.049 de Transferencia de los Servicios Educativos a las provincias, ley que transfería la responsabilidad de la gestión de todas las escuelas nacionales sin los recursos mínimos, y la recordada Ley Federal de Educación Nº 24.195 que disolvió el sistema de educación técnica que durante décadas nuestro país supo construir, no sin esfuerzo y sacrificio. Hay que reconocer también que, en esa etapa, la educación técnica ya supo resistir los embates ideológicos y materiales de quienes piensan y gestionan con la idea de que el Estado no debe ¨gastar tanto¨ en educación. Iniciando el milenio, el fracaso de ese modelo político fue rotundo y evidente, y se hizo necesaria una reconstrucción profunda, desde las propias bases del sistema educativo nacional, con un Proyecto de País distinto, con visión integral, inclusiva y federal. Es cuando este Movimiento Nacional y Popular se hace cargo de la reconstrucción de la Educación Técnica y, con visión de un país industrial, voluntad y decisión política, impulsó la sanción de la Ley Nacional de Educación Técnica Profesional garantizando la plena vigencia y efectividad de la ley a través del financiamiento constante y creciente, a través del Fondo Nacional para la Educación Técnica Profesional (que asigna el 0,2% de los ingresos corrientes previstos en el Presupuesto Nacional), llevando la inversión en educación técnica en más de 7.500 millones de pesos en el período 2005 – 2015. El camino iniciado por este proyecto político nacional, con la impronta misionerista de la Renovación, ha logrado que en nuestra provincia la cobertura geográfica en ofertas de Educación Técnica Profesional de Nivel Secundario abarcara en el 2015 cerca del 75% del total de municipios, con más de 70 Instituciones educativas en funcionamiento y más de 18.000 estudiantes en el inicio de este ciclo lectivo. Más de 40 instituciones vinculadas a la Formación Profesional y Educación Técnica Superior. Además, con avances evidentes en los indicadores de calidad. Avances exhibidos por la Provincia que nos sitúa por encima de la mejora que evidenció la Educación Secundaria Técnica a nivel nacional en el periodo 2010/2013 y coloca a Misiones con los mejores indicadores del NEA en el Operativo Nacional de Evaluación. Mucho para recordar, mucho para pensar y poner en valor … Los Misioneros crecimos, mejoramos y la Educación Técnica tiene mucho que ver, tiene mucho para mostrar y tiene mucho para contar. Cambiemos? … La Educación Técnica Argentina, hace 10 años viene cambiando!, y cambiando para bien, con un Estado presente, mejorando en cada escuela, con cada estudiante … y TODOS podemos dar fe de esto, y esto es lo que seguimos eligiendo … porque tenemos memoria. Lic. Hector Mauricio Maidana Subsecretario de Educación Técnica Profesional