“Me contó que como en Malvinas había radares que los detectaban, los hacían volar bajo; bien al ras del mar. Entonces, yo le pasé ese dato a mi comandante y lo pusimos en práctica. Empezamos a volar los drones al ras del agua para impactar a buques. Lo probamos y funcionó. De hecho, las bombas que usamos son todas de rebote, las mismas que usaban en Malvinas, solo que más pequeñas”, especificó.
Y puso como ejemplo que “al soltar esas bombas, rebotan y pegan en el blanco”. Maxi sostiene que en su escuadrón usan las mismas técnicas que utilizaban los pilotos bombarderos en Malvinas, que es hacer un ‘zoom y boom’. Esto se traduce en “bajar en picada, calcular la trayectoria, lanzar la bomba y huir”.
Con respecto al uniforme que lleva, el misionero remarcó que se lo compró él y que le mandó a coser una bandera argentina en el pecho. La boina que luce cuando no usa casco también es de su propiedad y tiene bordada la “V” de Valkiria, en homenaje a su escuadrón. Entre sus pocas pertenencias, figura el mate; el cual se convirtió en un símbolo de hermandad entre argentinos y ucranianos.
“El tema del mate Malvinas también lo había estudiado para mi documental. Era la moral de los pilotos y acá en Ucrania es lo mismo. Cuando empecé a tomar mate, todos pensaron que era un narcótico porque yo comía y dormía poco y siempre estaba energético y despabilado”, señaló Maxi sobre todo el folclore que se creó alrededor de esa infusión completamente desconocida para los ucranianos. “Cuando les hice probar el mate quedaron fascinados. Ahora, un kilo de yerba no me dura ni cuatro días”, ironizó.
Maxi compartió su mate con los ucranianos y ahora todos sus compañeros toman. Las jornadas de trabajo son arduas y extensas: van de 8 a 12 horas. Y cuando llega la hora del descanso Maxi asegura que logró imponer a la cumbia y el chamamé entre los soldados al igual que el mate. Incluso, en noches de tertulia, contó que él los motiva con la historia del general José de San Martín. “La otra noche, los argentinos organizamos una payada y les contamos a los ucranianos que fue el hombre que atravesó a caballo todo un continente para poder liberar a América y quedaron impactados”, ejemplificó.
A diferencia de él, que detalla su día a día en su Tik Tok @retrocritica, hay otros argentinos que prefieren no exponerse ante la prensa por temor a su integridad física. “Yo no tengo familia y tampoco tengo miedo que tomen represalias en mi contra. Yo soy argentino pero no estoy representando a Argentina en esta guerra. Solamente llevo la bandera celeste y blanca en el pecho porque si caigo en combate, prefiero hacerlo con estos colores. Estoy acá porque hay que detener a Putin y tengo los huevos para hacerlo”, aseveró.
Maxi lleva adelante una campaña en sus redes para reclutar a más voluntarios argentinos y latinoamericanos y conseguir donaciones. “Necesitamos más drones y armamento para frenar al enemigo”, suplicó.
Con respecto a su cruzada, confirmó que “hay 30 argentinos que están en camino, muchos de ellos enfermeros y doctores” y que también recibieron “10 drones por parte de una pareja que trabaja con impresiones 3D”.
Por último, enfatizó en que no es conveniente alistarse en la guerra solo por dinero: “El frío que hace acá, las carencias que pasamos y los bombazos que te pegan a poca distancia no son para cualquiera. Moralmente es desgastante”. Sin embargo, admitió que el trabajo que hacen los pilotos de drones “no es tan peligroso y es mucho más útil porque consiste en buscar al enemigo con una mira telescópica y destruirlo”.
Más allá de que muchos de sus videos se hicieron virales y uno de ellos fue TT en Twitter, las críticas hacia su persona están a la orden del día. “Vení hacer patria acá a tu país y deja de hacer el ridículo”, le escribió un seguidor de Tik Tok mientras que otros le reclaman que está ayudan a un país que apoyó al Reino Unido en la guerra de Malvinas. “Este vendido no me representa, se fue allá porque no sabe trabajar acá”, arremetió otro seguidor. Pero él, lejos de amedrentarse, también da batalla desde sus redes.
Infobae.